Las puertas rápidas pueden encontrarse en el mercado en dos variedades: apilables y enrollables. Ambas tienen una función muy concreta: la de ser cerramiento de los distintos accesos a un establecimiento, industria o nave con un tránsito contínuo.

Este tipo de puertas permiten una rápida apertura y la misma rapidez de cierre, por lo que sus ventajas están claras: la atmósfera del interior se conserva en sus condiciones higiénicas óptimas, al dificultar estas puertas la entrada de agentes externos como polvo o sustancias medioambientales; además, su rapidez de uso se traduce en un importante ahorro energético.

A todo ello se suma la facilidad de instalación y mantenimiento, además de, según el modelo elegido, otras características particulares; hay así puertas que permiten un sistema de apertura peatonal, realizando sólo la apertura necesaria para el paso de la persona; otros modelos pueden realizarse en un tamaño mínmo para poder ser utilizadas en espacios de dimensiones reducidas. Del mismo modo, se pueden adaptar para tránsito sólo en interior, como particiones entre distintos espacios de una misma instalación, o también de exterior a interior; en este segundo caso se suelen realizar refuerzos transversales con cintas de nylon para dotar a la puerta de mayor resistencia al viento y otras inclemencias meteorológicas.

En otro aspecto, las puertas rápidas también pueden personalizarse. Su lona de PVC como base de diseño permite añadir mirillas, rejillas, personalización impresa… y en cuanto a sus acabados, las guías y tambores pueden realizarse en acero inoxidable, muy indicado para el sector alimentario, en acero con pintura termolacada, para quienes buscan diseños personalizados, o incluso en acero galvanizado, que da un plus de resistencia ante condiciones adversas.